A mi me gustaría que mi blog se base en las Fiestas organizadas, creo que no tendría ningún grado de dificultad manejo muy bien este tema.
a) ¿Crees que esta herramienta te será de utilidad en tu practica diaria como estudiante?
La verdad yo creo que sí, ya que con este blog puedo expresar y dar mis conocimientos a los demás y de igual manera adquirir los de mis compañeros.
b) ¿Cómo piensas utilizarla con tu comunidad educativa?
Hablando con la maestra para que así ella pueda dar a conocer la dirección de mi blog y así mis compañeros puedan ingresar y chequear la información que mi blog presenta.
Salidas requieren mayor control
Para los adolescentes, las fiestas son un modo de
socializar y relajarse, pero sin supervisión o mal planeadas pueden traer
consecuencias indeseables.
Con hijos adolescentes, en muchas casas se suelen
hacer fiestas para celebrar cumpleaños, y aunque la condición sea “cero
alcohol”, no falta quien se las ingenia para llevar alguna botella de
contrabando. Otras veces, el dueño de casa no sabe que la fiesta es un evento
organizado en el que quienes están en la “lista de invitados” pagan un
valor por concepto de entrada o “cover” y los que no constan en ella deben
cancelar el doble.
La psiquiatra Julieta Sagnay, directora de la
Clínica de la Conducta, señala que hay que reconocer la importancia de la vida
social de un adolescente y saber que las fiestas son un modo de socializar y
relajarse, pero una fiesta sin supervisión o mal planeada puede traer
consecuencias indeseables, incluso trágicas, debido a que las convocatorias se
realizan a través de las redes sociales y pueden llegar a ser
demasiado grandes como para que los padres puedan controlarlas.
Señala que estas fiestas, muchas veces organizadas
sin supervisión de adultos, son de dos tipos: las ‘caídas’ –con reggaetón,
consumo de alcohol, marihuana, heroína, cocaína– y los ‘raves’ –música
electrónica, con consumo de ácidos, éxtasis, MDMA, bebidas energizantes y
agua. Y los menores que acuden a ellas a menudo esperan encontrar este
tipo de sustancias.
Refiere Sagnay, además, que algunos padres piensan
que es preferible dejar que los adolescentes beban en su propia casa, donde
pueden estar protegidos. Pero “aunque la intención sea buena, la idea es
insensata, pues no es posible proteger a un adolescente cuyo juicio está
afectado”.
No se trata solo de alcohol
El papá de una joven de 15 años descubrió que su
hija le había mentido para ir a una fiesta organizada, porque no quería
sentirse excluida del grupo de sus amigos; él empezó a buscar en internet y se
encontró con la convocatoria a una segunda fiesta de los mismos organizadores,
por lo que alertó a otros padres del curso de su hija, pues para empezar el
anuncio mostraba el rostro de una chica que se ponía una pastilla en la
lengua y prometía “barra libre toda la noche”. Supo después que el organizador
ganó mil dólares con el evento.
Otro chico dijo haber ganado cien dólares, pero su
madre no puede asegurar que esto sea real, porque el menor lo niega. Lo
que sí le llama la atención a esta madre de familia es que su hijo le cuente
que en las fiestas las chicas se pueden besar con uno u otro sin darle mayor
importancia al asunto, o al otro día comportarse como si no hubiese sucedido
nada.
Alberto, de 19 años, quien ha asistido a fiestas
organizadas y tiene un hermano pequeño, al preguntarle si le recomendaría a su
hermano ir a estas fiestas cuando sea adolescente, considera que sí, porque va
mucha gente. “Le aconsejaría que hiciera amigos, que baile, pero que no
haga cosas malas, que tenga mucho cuidado”, porque esas experiencias ayudan a
conocer cómo son otros jóvenes de su edad. Pero cuando se trata de chicas no
piensa lo mismo, pues “en esas fiestas hay un ambiente hostil, contrario a lo
que yo desearía para una chica que sea familiar mío. Hay riesgos, se ha visto
en las noticias: menores que consumen alcohol, tienen sexo, incluso hay consumo
de drogas”.
Xavier (nombre protegido), de 16 años, se
encuentra en recuperación. Consumía marihuana desde los 13 y no se perdía las
fiestas organizadas. Considera que los padres pasan muy poco tiempo con sus
hijos, los adolescentes cuentan con mucha libertad y no saben cómo manejarla.
Para él, en esas fiestas las chicas llevan la peor parte, ya que con la suma de
alcohol y reggaetón “todo se presta para que los chicos se aprovechen... y
puede pasar de todo”.
Sagnay dice que los adolescentes son más propensos
a tener sexo, a involucrarse en incidentes violentos o sufrir una lesión
después de ingerir alcohol u otra sustancia que altere su estado de ánimo y sus
sentidos.
Últimamente Alberto dice haber escuchado de
bastantes fiestas organizadas en las que la Policía interviene. “Como se
convoca por redes sociales, Facebook, Twitter, Instagram, invitas a tus
contactos y estos también pueden invitar a los suyos, creándose una red
muy amplia”. Pero los padres deben estar alertas, porque la nueva modalidad de
los jóvenes es comunicarse mediante grupos de WhatsApp, y luego borran
las conversaciones.
Un boletín de prensa del Ministerio de Justicia
emitido el pasado 5 de junio informaba: “Otro local clausurado por organizar ‘caídas’
para menores de edad”. Encontraron alcohol y 40 adolescentes fueron entregados
a sus padres con las respectivas actas. La Dirección Nacional de Policía
Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) solicita que se
denuncien las fiestas no aptas para menores de edad al 1800-DELITO
(1800335486).
Poco interés
En un mensaje llegado a nuestra Redacción se
pedía a padres y autoridades tener mayor control con los menores de edad, pues
la autora del escrito había presenciado que un grupo de menores compró
bebidas alcohólicas y luego se alejó en un carro a alta velocidad. Estas
acciones irresponsables pueden acarrear consecuencias graves si no hay un
control específico, advertía.
En otro caso, una mamá, cuyo hijo acostumbra
asistir a fiestas organizadas, dice que cuando los chicos no están en la lista
de invitados se quedan afuera y arman lo que denominan “veredazo”,
que consiste en comprar alcohol y beberlo afuera del lugar de la fiesta,
en su propia reunión.
Algunas veces los jóvenes se reúnen en la casa de
un amigo y luego desde ahí se van a las fiestas; en otras ocasiones los padres
los llevan, pero no entran a averiguar quién es el dueño de la vivienda donde
se realiza el evento o si hay algún adulto presente. Una chica que estuvo en una
de esas fiestas relató que vio, en torno a la piscina, a varias
“chiquitas” totalmente ebrias e insinuantes con sus amiguitos, quienes no
desaprovechaban la situación.
Sagnay dice que algunas de estas fiestas son
populares entre los vendedores de drogas, los delincuentes sexuales y aquellos
que quieren pelear y causar daño a la propiedad privada, por lo cual es
importante que los padres muestren más interés y se involucren en el cuidado de
los menores. Quizás una opción sea conformar redes de padres para mantenerse
informados y alertas, aunque sin convertirse en acosadores de sus hijos, pues
esto también resulta contraproducente.
Es imposible impedir que los jóvenes interactúen
con la tecnología, pero debe haber un manejo responsable y supervisado. La orientación
que necesitan los adolescentes debe darse en la casa, en el establecimiento
educativo y si es necesario, pedir ayuda a un especialista, ya que los
jóvenes y adolescentes deben ser nuestra prioridad.